





Spaghetti western
El western europeo, más conocido como spaghetti western, es un particular subgénero del western que estuvo de moda en las décadas de los años 1960 y 1970. Puesto que la mayorÃa de estas pelÃculas fueron financiadas por compañÃas italianas o españolas, el género adquirió rápidamente el nombre de spaghetti western cuando se trataba de pelÃculas italianas o chorizo western cuando se trataba de pelÃculas españolas. La mayorÃa se rodaron en Cinecittà (Italia) y en AlmerÃa (España), aunque muchas tuvieron como escenario otros lugares como Hoyo de Manzanares, las afueras de Madrid, y Fraga.[1] Es muy famoso el desierto de Tabernas debido a que allà se rodaron pelÃculas famosas de este subgénero.
CaracterÃsticas
El spaghetti western se caracteriza por una estética sucia a la vez que estilizada, y por unos personajes aparentemente carentes de moral, rudos y duros. Se considera a la pelÃcula estadounidense Veracruz (1954) de Robert Aldrich como una de las precursoras de este nuevo subgénero, aportando altas dosis de violencia y un carácter turbio y engañoso de sus personajes principales, aspectos que posteriormente caracterizarÃan a los spaghetti western.
Otra caracterÃstica de los spaghetti westerns era el escaso presupuesto con el que se rodaba la mayorÃa de ellos, no obstante, hay que resaltar el aceptable nivel artÃstico que alcanzaron muchos de ellos pese a la limitación económica. Una fórmula para ahorrar gastos fue la de reutilizar los decorados para rodar distintos spaghetti westerns, a ello se le sumaba el hecho de que la mayorÃa de estas pelÃculas eran cooproducciones entre Italia, España, y ocasionalmente otros paÃses europeos como Alemania o Francia.
Para muchos crÃticos de cine, el spaghetti western cambió la forma de hacer cine. Hasta ese momento la música en las pelÃculas (salvo excepciones) estaba limitada a la comprensión de los artistas musicales[cita requerida]. Se suele decir[¿quién?] que Ennio Morricone con sus bandas sonoras para este género, fue quien popularizó el género de la música de pelÃculas. A partir de este fenómeno, la banda sonora original se convirtió en un elemento clave para dar fuerza a las escenas de acción sirviendo de vehÃculo (gracias a un juego de montaje) para convertir escenas aisladas en momentos de clÃmax de una pelÃcula[cita requerida].
Historia
El western europeo más antiguo es El emperador de California (Der Kaiser von Kalifornien) 1936, del director alemán Luis Trenker; aunque la mayorÃa de los films del género tienen autorÃa italiana y española, por ello se las bautizó con el nombre de spaghetti western.
El término spaghetti fue usado por los crÃticos para menospreciar el género, no obstante, algunas de estas pelÃculas fueron tratadas con respeto, especialmente la TrilogÃa del dólar, del director italiano Sergio Leone.
La producción en serie de westerns en Europa se inició en 1961, pero no fue hasta 1964 cuando, gracias al éxito de Por un puñado de dólares de Sergio Leone, se convirtió en un género de masas. En principio la crÃtica fue bastante despectiva con estas pelÃculas, de ahà el término spaghetti western, pero con el tiempo tendrÃa que admitir que se trataba de un nuevo género, tomando los estereotipos del western estadounidense, pero añadiendo nuevos elementos, como un mayor realismo y la violencia extrema.
Entre 1961 y 1976 se produjeron en Italia y España unos 500 spaghetti westerns, una cifra que demuestra la existencia de una importante demanda por parte del público. El apogeo de este subgénero se vivió en la segunda mitad de la década de los 60, especialmente con las pelÃculas de Sergio Leone y, en menor medida, de Sergio Corbucci o Enzo G. Castellari.
En 1971 el género ya empezaba a decaer debido al hartazgo del público por el uso abusivo e irracional de la violencia, fue entonces cuando el director italiano Enzo Barboni reinventó el spaghetti western con el film Le llamaban Trinidad, donde los actores Bud Spencer y Terence Hill dieron al género un carácter cómico totalmente desconocido hasta entonces. El éxito de esta pelÃcula fue absoluto, pero en los años venideros la excesiva recurrencia al humor de baja calidad en los spaghetti westerns abocaron al género definitivamente a la desaparición.
Ya a mediados de los 70 el spaghetti western apenas dio pelÃculas importantes, exceptuando quizá a Keoma, El Valle de la Muerte y California.
Últimamente muchos directores estadounidenses han realizado pelÃculas inspirados en este género: (Rápida y mortal, Tombstone, El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford...), o han hecho fusiones de spaghetti con otros géneros (Kill Bill).
El western en España
Es de destacar que hubo muchos directores españoles que se embarcaron en el spaghetti western (o también llamado chorizo western de manera despectiva por la crÃtica extranjera) ya que por aquel entonces el cine era una industria en España. El madrileño Rafael Romero Marchent fue tal vez el único director español del género que adquiriera cierto renombre, aunque fue su hermano JoaquÃn Luis Romero Marchent quien introdujo el western en España en la década de los años 50.
"Los cinéfilos más sesudos siempre lo consideraron un subgénero Ãnfimo, una especie de recuelo degradado de aquellas grandes pelÃculas del Oeste que se hicieron, allá por los años cuarenta y cincuenta, en Estados Unidos. (...)Se despacha a todos sus cultivadores como una patulea de cineastas cochambrosos, huérfanos de originalidad, una especie de estajanovistas casposos que no merecen ni siquiera la recompensa de una mención a pie de página. Pero lo cierto es que el spaghetti western constituye uno de los episodios más brillantes del cine europeo; y, desde luego, una de las expresiones más vigorosas y memorables del cine español, que –casi siempre en régimen de co-producción– aportó al subgénero el talento de sus cineastas, técnicos y actores y, sobre todo, el paisaje calcinado del desierto de AlmerÃa, que –con el permiso del fordiano Monument Valley– se ha convertido en el escenario más distintivo y mitológico del western. (...)A partir de plantillas argumentales resobadas, agobiados por toda suerte de cortapisas y apremios financieros, lograron completar un puñado de pelÃculas en las que, como mÃnimo, brilla el oficio de los mejores artesanos; y con frecuencia también el hallazgo artÃstico de los verdaderos maestros, dotados de un estilo arrebatador y de unos recursos narrativos excepcionales." Juan Manuel de Prada
